Los contempló con atención. Aunque le resultaban familiares necesitó varios minutos para reconocer en aquella pareja de frágiles ancianos los recién casados que se besaron a sus pies, llenos de sueños y proyectos por cumplir, tiempo atrás. Un suspiro para él, encaramado al pedestal en su eterna desnudez. Toda una vida para ellos.
Uno de Borges:
«Existe un río cuyas aguas dan inmortalidad;
en alguna región habrá otro río cuyas aguas la borren.»
Cuando uno sabe decir tanto en pocas palabras es que tiene mucho que contar.
Y cabría añadir a las palabras del maestro: «Quien se sumerge en uno pronto anhela las aguas del otro».
En el caso de Borges, seguro, JM. En otros más me inclino a pensar que son unos vagos redomados. 😉
¡Ja-ja! Esa me la apunto.
Vengo de ver esos pies… bueno, al individuo al completo. Bonita casualidad!
«Expresión de la pereza: microrelatos», ensayo a cargo de José Miguel Vilar. 😉
Ciertamente es un tipo muy popular, Mariko. Espero que disfrutaras cosa bárbara tanto del viaje como del cuerpo serrano del mozalbete (desde un punto de vista artístico, se entiende).