Unite & Take Over

Unite and Take Over

Uno de los regalos que más me ha sorprendido estas fiestas ha sido este cómic que me ha regalado Rebeca. Desconocía de su existencia y su premisa resulta de lo más atractiva para cualquier aficionado, como un servidor, a la música del grupo de Manchester: ¿Qué historia surge en tu cabeza cuando escuchas tu canción favorita de The Smiths? Esta es la propuesta que el editor estadounidense Shawn Demumbrum ha lanzado a veintiún guionistas para que otros tantos dibujantes independientes plasmen sus historias en viñetas. Unite and Take Over es el resultado.
Para quienes no conozcan a The Smiths, aunque estoy seguro de que todo el mundo habrá escuchado alguna vez canciones como «This Charming Man», «How Soon Is Now?», «Bigmouth Strikes Again» o «There’s A Light That Never Goes Out», solo decirles que cuatro trabajos aparecidos en los ochenta les bastaron para convertirse en uno de los grupos más influyentes y respetados de la historia del pop. Las melodías de Johnny Marr y su guitarra se aliaron con la voz atercipelada de Morrissey y con sus letras repletas de ironía y lirismo para dar lugar a joyas que merecen un lugar destacado en la historia de la música popular.
Respecto al contenido del volumen, como sucede en toda antología, hay historias que llegan más que otras dependiendo de los gustos de cada cual. Impera la estética feísta, usual en los cómics indies, y las referencias a pasiones desenfrenadas y amores melancólicos; las hay realistas y otras de corte fantástico. Pero todas y cada una de ellas resultan un ejercicio fascinante, al permitirte conocer aquello que, los mismos acordes que tantas veces se han escuchado, inspiran en la mente creativa de otros. Me han parecido especialmente acertadas las correspondientes a «I Know It’s Over», «Shoplifters Of The World Unite» y «William, It Was Really Nothing».

Fue en Navidad…

Probablemente una de los villancios más descorazonadores y tristes que jamás he escuchado, también uno de los más hermosos. Publicado por The Pogues en el ya lejano 1987, narra el desvarío alcoholico de un hombre consumido en un celda, que se aferra en su hora más triste al recuerdo de unas Navidades lejanas en New York, junto a la mujer con la que compartió sus mejores momentos.
La voz de cazalla de Shane MacGowan contrasta con la replica angelical de Kirsty MacColl, logrando transmitir ese momento agridulce que se repite cada año, cuando la compañía de nuestros seres queridos nos arropa y al mismo tiempo, nos recuerda la ausencia de los que ya nunca regresarán.
Felices fiestas a todos.

Game & Watch

Donkey Kong

Cuantos fuimos niños en los ochenta jugamos con ellas. Avanzadilla del desembarco en los hogares españoles del C64, EL Spectrum 48 y los MSX nipones; tatarabuelas de la Game Boy, la PSP y la DS. Las llamábamos simplemente «maquinitas», sin discriminar en tamaños ni marcas, como si se tratara de las hermanas pequeñas de las que llenaban los recreativos. Solo con el paso del tiempo, de niño uno no se fijaba en esas cosas, terminé descubriendo que la idea, cómo no, partió de Nintendo, aunque luego aparecieran clónicos de todo tipo; también que el nombre oficial era «Game & Watch» como simple referencia a lo que eran: reloj y juego en uno. Llegué a coleccionar tres, pero de una prácticamente ya ni me acuerdo. La que llegó a tener a toda la familia enganchada era de color verde pistacho, pantalla alargada y italiana, de la marca Bambino. La cosa iba de atrapar animales dentro de un cuadrado a modo de mira a lo safari. Pero la joya de la corona era mi «Game & Watch» de pura cepa, y con doble pantalla, que era de las que molaban y estaban más cotizadas entre el personal del clase. El clásico incontestable de estas era la naranja, la del Donkey Kong, el incansable gorila lanza barriles, pero yo tenía una roja en la que Donald y Mickey se las veían con un incendio. Me ha hecho mucha gracia encontrala entre el surtido repertorio de esta magnífica página web: Pica Pic, donde consiguen emular de forma alucinante la experiencia que suponía jugar con aquellos videojuegos electrónicos, hasta el punto de reproducir el efecto de los botones al ser pulsados. Lástima que la del safari no se encuentre entre los juegos disponibles, ni tampoco la otra, esa que no recuerdo.

Mickey & Donald