Morir despedazado bajo el acero del tren al caer dormido desde su tejado; adentrarse en La Arrocera con el miedo en el cuerpo, acechan en la espesura la muerte y las violaciones; correr desesperado perseguido por los Zetas, sabedor que verse atrapado en alguno de sus secuestros masivos supone el fin bajo el cuchillo de un carnicero, descuartizado dentro de un barril que será quemado. Ni el título, ni el argumento son los de una película de terror, es la espantosa realidad, es el insoportable día a día de los que intentan cruzar México y alcanzar de forma irregular la frontera de Estados Unidos en busca de una salida. Los invisibles es la proclama bajo la que se agrupan los cuatro cortos que ha realizado Amnistía Internacional con el apoyo del actor Gael García Bernal, en un intento por dar, una vez más, voz a los que nadie escucha y presencia a quienes ignoramos.
Podéis verlos aquí.
Pues sí, escribimos terror precisamente cuando queremos olvidarnos por un momento del terror real.
Lo bueno de la ficción es que nos permite disfrazar el mal de mil formas distintas, en el mundo real no queda otra que aceptar que tiene la nuestra.