Llevaba un buen rato mirándola con deseo. Su presencia le atrapaba y cuanto más pretendía ignorarla más le obsesionaba. La dulzura de su forma redondeada, la tersa piel perlada por gotas de rocío y el sensual color de la carne cuyo aroma y sabor debía conformarse con imaginar. La saliva le llenaba la boca tan solo hacerlo y el estómago protestaba furioso. Si Yahvé le había prohibido probarla, ¿para qué la había puesto a su alcance?
Eva despertó gritando al sentir el bocado en su nalga derecha. Aunque las escrituras se afanen en silenciarlo, el pecado original fue la antropofagia.
Más apetitoso que una manzana, desde luego.
Cuando el cuerpo pide algo más que fruta, hay que hacerle caso 😉
Y más nutritivo, JM, y más de todo. Ya puesto a buscarse la ruina digo yo que Adán lo haría por un buen motivo.
Sin duda alguna, Verónica, que las dietas son muy malas para el ánimo.
Labios de fresa, cántaros de miel, ojos de almendra… Con ese banquete no hay Adán que se resista. 😈
Y todo sanísimo y la mar de alimenticio, oiga.
Pásate por mi blog que tienes una sorpresa 😉
¡Sí señor! 😮
Gracias Ra.
Por cierto, precioso blog el tuyo. Paso a enlazarlo.