Con Enric Herce tomé contacto vía facebook por aquello de la coincidencia. Pronto descubrí que a parte de compartir nombre y apellido, ambos sentíamos debilidad por la literatura. Entre plato y plato Enric Herce escribe libros: «Cómo sobrevivir en los restaurantes y no morir en el intento» o «Girona, cuina a cuina», en los que el reputado chef catalán demuestra su capacidad para acercar los entresijos de los fogones al público no especializado y dar excelentes consejos para moverse por esos restaurantes de Dios, muchos de ellos vigentes todavía y eso que ya han pasado más de veinte años desde el primero.
Enric tiene un blog bilingüe con el acertado nombre de El cocinero del Nautilus. Acertado porque refleja la perfecta fusión de cocina y literatura que emerge de sus entradas, que se leen y releen con un placer inusitado en estos tiempos de lectura rápida internetil. Cada una de las historias que el chef comparte con nosotros tiene el sabor del buen caldo que ha hervido horas y horas extrayendo la esencia de soberbias materias primas; Enric lleva a cuestas muchos años de experiencia entre fogones y tiene talento para transmitirlos y enseñarnos el mundo que habita más allá del comedor, sin trampa ni cartón, siendo generosísimo a la hora de compartir jugosas anécdotas, historias que su buen escribir transforma en auténticas delicias que merece la pena saborear con calma. Aquí va una pequeña muestra de lo que podéis encontrar en su rincón virtual:
De entre todos los animales que perecen en la cocina, he dejado para el final al más noble y guerrero de todos ellos: el bogavante. Confundido por mucha gente con la langosta, el bogavante, esta dotado de dos pinzas parecidas a tenazas, que son sin duda alguna armas temibles y poderosas, capaces de partir por la mitad a cualquier pescado o marisco que se cruce en su camino. Por ello, los pescadores atan estas pinzas con alambres o gomas, en cuanto los sacan del agua. En la cocina, cuando el cocinero clava la hoja de su cuchillo en su lomo, el bogavante se alza furioso sobre sus pequeñas patas, y muestra desafiante sus tenazas, con la arrogancia propia de un animal noble que asusta a algunos. Por eso, y porque hay muchos pescadores a los que les falta un dedo por su culpa, y también porque he visto a un bogavante abierto, cociendo sobre la plancha, engancharle el dedo a un cocinero y hacerle sangre, considero a este animal un autentico aristócrata del mar.
Igual de recomendable es su otro blog Crónicas gastronómicas de Cal Padrí, íntegramente en catalán, aquí el chef desgrana el día a día del restaurante que regenta en Platja d’Aro desde hace ya diez años y nos desvela sin rubores secretos de fogones, como la elaboración de unas sencillas, que no simples, croquetas, la de unos exquisitos canelones, toda la preparación que conlleva un banquete nupcial, o recetas de cocina.
Tienes un tocayo total de lo más interesante, Enric. Y sus líneas sobre el bogavante y lo que tiene que pasar el bicho en la cocina, son un relato de terror kafkiano. 8)
Pues el resto es canela fina.
Mmmm…Pues si, un hombre muy interesante. A muchas mujeres tambiés se les conquista por el estomago…:)
En ese caso cocineros y chefs deben de ser unos casanova redomados. 😀
Sí que lo son porque un amigo mío es cocinero y liga mucho.
Desvelado queda pues, por qué siguen surgiendo profesionales del fogón a pesar del sacrificio que conlleva. 😉
Pero tiene buena recompensa, Enric. Entre más chicos en la cocina mejor. Vosotros lo negaréis, pero cocináis mucho mejor que las chicas 😉
Lo niego rotundamente, sobretodo si el nombre de la chica es «mi madre». 😀