Concertó cita con Satán y se encontraron en una terraza con solera del casco antiguo.
—He conseguido todo cuanto me he propuesto en esta vida —aseveró chulesco aspirando con ansia el cigarrillo—, todo menos librarme de la tiranía de la nicotina.
El diablo le sonrío con ojos aviesos. —Estoy de rebajas. Cinco años de vida a cambio de tu victoria sobre la adicción.
Él triunfador apagó el cigarro con saña en el cenicero de propaganda y añadió levantándose:—Hecho. Y que este sea el último.
—Lo será —concedió el Maligno, guasón, dos segundos antes de que el andamio se derrumbara.
¡Eh! Que yo me lo he dejado hará cosa de tres meses… ¡No veas lo duro que es! Buen relato, amiguete 8)
Lo sé, lo sé por experiencia propia, amigo Joe. Muchos ánimos y p’alante que bien merece la pena.
Es verdad, Joe. No me fijé. ¿Lo has hecho con libro? Yo voy camino de los tres años.
Enric, viva el poder de lo breve.
Yo intento nunca engancharme a nada. Sé que luego es una lucha por sobrevivir sin eso con lo que crees que necesitas para sub-existir.
Vaya, EL LIBRO ya se ha convertido en todo un referente a la hora de dejarlo. No lo he leído aunque me han comentado algo de un «monstruito». Sigo pensando que la mejor forma es a pelo. Yo ya voy para los cuatro años aunque últimamente estoy haciendo demasiado el tonto.
Tienes mucha razón, Verónica. Aunque es difícil ahuyentarlas a todas, después de todo la esencia de la vida misma es pura adicción.
Es verdad Enric. Hay adicciones que son buenas para el cuerpo y hay que intentar conservarlas el mayor tiempo posible.