El maestro de pista apareció bajo los focos con un resplandeciente traje rojo y un enorme sombrero de copa.
—¿Cómo están usteeeedes? —saludó al público.
—¡Hasta los cojones! —respondió una tercera parte de la concurrencia en un solo e inequívoco clamor. El resto ni escuchó la pregunta, alelados como estaban con el partido de fútbol que se proyectaba en una pantalla gigante.
Sin perder la sonrisa el hombre encaró el estrado de las autoridades.
—¿Cómo está la Corona?
—Llena de orgullo y satisfacción —respondió la Familia Real al alimón, ansiosos por presenciar el número de los elefantes africanos y el oso borracho.
—¿Y nuestra sagrada Iglesia?
—Sirviendo a Dios —anunciaron con pose beatífica obispos y cardenales cubiertos de oro que lanzaban migajas a la famélica multitud.
—¿Cómo andan nuestros jueces?
—Siempre implacables —respondió un grupo de viejos desnudos que se cubrían unos a otros las vergüenzas.
—¿Y nuestros banqueros?
—Velando por los ahorros de la ciudadanía —canturreó una decena de tipos entrajados que intentaban inútilmente llenar una hucha, pues por cada billete que introducían por la ranura, cinco iban a parar a sus bolsillos.
—¿Qué hay de nuestra clase política?
—La culpa de todo es suya —argumentaron señalando al partido vecino y cogiendo, disimuladamente, alguno de los fajos que les alargaban los banqueros.
Mientras, en la entrada de la carpa rojigualda, el vigilante insistía una vez más a los gemelos Sensatez y Sentido Común, y a sus amigos Responsabilidad, Honradez, Justicia y Sabiduría, que ninguno tenía permitida la entrada al show.
Archivo de la categoría: Relatos
«Fito Lefessem» en Bem on Line
Acaba de aparecer en Bem on Line, el veterano portal de género, un relato de un servidor. Se trata de «Fito Lefessem», vuelta de tuerca al siempre controvertido tema de la autoedición. Las inquietantes ilustraciones corren a cargo de Rafael López Rovira, colaborador habitual de la web.
Puedes leerlo aquí.
Sant Jordi 2023
Ella le descargó el e-book que quería y él le proyectó una rosa holográfica de pétalos desvaídos. En la calle desierta, llovía.