Este verano del 2012 ha sido una sucesión de malas noticias para la literatura de género nacional. En julio nos abandonó Bem on Line, veterano portal de referencia para el aficionado a la fantasía y la ciencia ficción, que durante la friolera de veintidós añitos, diez en formato papel y otros doce en digital, nos había mantenido al día con noticias, entrevistas, columnas de opinión, críticas y relatos. Tuve la gran suerte de poder colaborar con ellos en un par de ocasiones, con los relatos «Especie en extinción» y «Fito Lefessem» en el 2009 y 2011 respectivamente. El primero incluso fue nominado para los Ignotus de aquel año, aunque finalmente se caería de los finalistas por no ajustarse a la extensión mínima de la categoría de novela corta. Estas colaboraciones me permitieron mantener contacto con sus responsables, en especial con Joan Manel Ortiz. Buena gente de trato exquisito a los que deseo lo mejor y a los que ojalá tengamos dando guerra bien pronto desde otras barricadas.
En agosto nos decía adiós Grupo Ajec. Si a lo largo de estos doce años de singladura, ha habido un editor que ha apostado de forma valiente, incluso kamikaze, contra viento y marea, por los autores nacionales de género, noveles o consagrados, ese ha sido Raúl Gonzálvez, a quien esperemos ver bien pronto al frente de otro proyecto con su sello personal. De momento seguirá al frente de la variante digital de Ajec, Fiction books. Las bajas cifras de ventas en papel han sido más de lo que la editorial ha podido soportar y después de dos años de zozobras finalmente ha sucumbido. Pero es mucho, muchísimo, lo que el buen aficionado al género debe a esta editorial, de hecho, estoy convencido que si cualquiera de ellos echara ahora mismo un vistazo a sus estanterías, encontraría no uno, sino varios ejemplares de obras publicadas por Ajec. Y si la pérdida para el aficionado es importante, para el autor nacional es imposible de cuantificar. Ha desaparecido un canal importantísimo por el que autores noveles podían encauzar sus obras hacia su público potencial. Allí encontraron su lugar obras arriesgadas, con dudoso recorrido comercial, historias que a partir de ahora descansarán en un cajón sin encontrar a nadie que se atreva a darles una oportunidad. No puedo menos que estar agradecido a Raúl por haber apostado por Ventanitas Manzana, sin ninguna duda, hubiera sido una de las que crían polvo de no haberse cruzado en su camino.
Por último me gustaría hablar de Catarsi, revista de las Tercat que en su día recogió el testimonio de la desaparecida Miasma, tanto en su voluntad de publicar relatos de género en catalán como en convocar un premio anual. En este caso al menos no nos encontramos ante un hecho consumado y, si bien la situación de la publicación es delicada, sus responsables todavía no han tirado la toalla. Después de ocho números en tres años las cifras no salen, y el precio de venta actual de 2,5 euros lejos de cubrir gastos ha provocado crecientes pérdidas. En una buena iniciativa, sus responsables han decidido apostar por el crowdfunding para intentar mantener el proyecto a flote: precisan de 300 euros para que Catarsi 9 sea una realidad (ya tienen casi 260). De estar interesados y si queréis, por poner un ejemplo, recibir la revista en casa, podéis hacer vuestras aportaciones aquí.
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Entrevista en Fantasymundo
La gente de Fantasymundo, maja porque sí, acaba de publicar las sagaz entevista que me hizo uno de sus colaboradores, Alberto González, después de la publicación de su reseña de Ventanitas Manzana. Si queréis conocer la respuesta a enigmas estremecedores como a quién narices se le ocurre poner semejante título a una novela, qué opino de Silvio Berlusconi, cuál fue la inspiración para personajes de alta talla intelectual y moral como Faraoncito Multiusos o Simón Bell, o incluso cuáles son mis propuestas para salir de la crisis (bueno, esto último no, pero como titular llama la atención cosa mala), solo tenéis que hacer click aquí.
Yo no escribo
Nuestro Gobierno no ha cometido fraude electoral subiendo los impuestos aunque prometió no hacerlo, se ha visto obligado a tomar medidas, muy a su pesar, ante el terrible legado del Gobierno anterior. Nuestro Gobierno no ha abaratado el despido, con la reforma laboral ha dotado a los empresarios de herramientas que reactivarán la economía cuando la coyuntura económica sea favorable. Nuestro Gobierno no ha cruzado líneas rojas recortando en derechos básicos, ha hecho ajustes para hacer sostenible el Estado del Bienestar. Nuestro Gobierno no pretende en ningún caso propiciar un cambio de modelo hacia una sanidad y educación privadas, solo pide un pequeño esfuerzo a los ciudadanos, cuatro cafés o tres cajetillas de tabaco, para que sigan funcionando igual de bien que hasta ahora. Nuestro Gobierno no ha bajado las pensiones, las ha subido un 1% para que los pensionistas puedan pagarse los medicamentos y gastos médicos que antes eran gratuitos. Nuestro Gobierno no quiere que paguen la crisis los de siempre, por eso ha decretado una amnistía fiscal que no funcionará y que le obligará a subir el IVA. Nuestro Gobierno cree en la libertad de expresión e independencia de los medios de comunicación públicos, por eso ha mejorado su gestión permitiendo que el Congreso, donde tiene mayoría absoluta, pueda nombrar al presidente de RTVE. A nuestro Gobierno le gusta que el pueblo tenga libertad para manifestarse, por eso quiere reformar el Código Penal para que la resistencia pasiva sea considerada un atentado a la autoridad. Nuestro Gobierno inspira confianza porque es serio, da la cara y sabe lo que hace, solo hay que ver lo bien que va la bolsa y cómo se ha estabilizado la prima de riesgo desde que ha tomado las riendas del país.
Y ya que vamos despacio y está de moda disfrazar las verdades, debo confesar que yo no escribo, solo junto letras en un procesador de textos.