Cuenta Domingo Santos en el prólogo de la obra que, al recibir el original de Joe E. Álamo para la revista Asimov de la que era director, consideró que publicar los relatos que la componían de forma independiente desvirtuaría el conjunto. El veterano escritor da en el clavo por una razón bien sencilla: El Enviado es una novela. Cuantas reseñas he leído lo definen como una antología de relatos y se cometió el sinsentido de nominarlo al ignotus a la mejor antología, cuando su lugar era, a mi juicio, el de mejor novela. La obra está concebida como un conjunto, y si uno se sumerge en su lectura con la idea de que se enfrenta a historias independientes con el mero nexo del mismo personaje, el que da nombre al libro, no tardará en entender demasiado tarde que todas las partes están íntimamente entrelazadas y que conforman un todo que es la historia que en realidad se nos está contando. Y digo demasiado tarde porque la obra es rica en matices y en círculos argumentales que se retroalimentan dándose sentido, y es muy sencillo pasarlos por alto como no se inicie la lectura ojo avizor y con conocimiento de causa.
En el esmerado tapiz argumental, que página a página se va formando ante los ojos curiosos del lector y que el autor hilvana con sutileza y buen pulso, es donde reside el mayor logro de la obra. El lector no sabe a dónde se le lleva, pero en todo momento intuye que nada es casual y que merece la pena llegar a ese lugar pues la travesía no puede ser más placentera. La mezcla de elementos propios de distintos géneros que van del costumbrismo a la ciencia-ficción pasando por el terror y la fantasía le otorgan a la obra una personalidad difícil de encorsetar. Un aire volátil que es extensible a los elementos que la componen. La historia se desarrolla en un emplazamiento genérico llamada Llanos, en una época que podría ser la actual y los personajes que la pueblan atienden a nombres propios sin apellidos. El texto que abre el volumen tanto podría ser prólogo como epílogo. El punto de vista del narrador cambia de un capítulo a otro y hay distintos elementos en la trama, que no conviene desvelar, que también ayudan a conferirle ese efecto sfumato, ese tono de «nada es lo que parece». Víctimas y verdugos, culpables e inocentes, se mezclan y dan lugar al conflicto sin que nada pueda evitar que en el resultado final los papeles se intercambien y los poderosos muestren sus debilidades y los desamparados su fortaleza. En medio de todos ellos se encuentra El Enviado, ese misterioso personaje cuya naturaleza y cometido está cargado de simbolismo, un engranaje más en la fascinante cosmogonía que Joe nos propone, un ser marcado por un destino que no nos será revelada hasta la última página.
El Enviado es una historia de redención, un viaje a lo más profundo de la naturaleza humana a través de nuestros actos y de las consecuencias que estos acarrean; allí donde el amor aparece como fuerza incontestable ante cuya presencia todo lo demás carece de sentido.
Ficha del libro: El Enviado.
Web del autor: Letras para soñar.
buena pinta, sí señor. A ver si me lo pillo.
Gracias, Enric. 🙂 Voy a enlazar el artículo en mi blog. Un abrazo
Cierto. ES una novela, y buena, además.
No sabemos adónde se nos lleva… pero sí, que se nos lleva a alguna parte. Y el resultado final merece la pena. Donde todo cobra sentido.
No te arrepentirás, Alex. Se lee en un suspiro.
He escrito lo que pienso, ni más ni menos, así que gracias a ti por el buen rato. Un abrazo, Joe.
Hola Mir, me alegra saber que no soy el único que no ve claro lo de antología de relatos. 😉
Si es que se tenía que haber llevado el ignotus.
JM
Dicen que los ignotus son ante todo un premio a la popularidad, pues ya sabéis, el año que viene a invitar a cervezas a to quisque. 😉
¿Una cervecita, Enric? Venga y que se apunte el JM 😉
Bueno, y Alex también. 8)
A cervezear todos pues… aunque yo lo decía pensando en los socios de la AEFCFT que son los que votan. 😉
Últimamente se habla de cervezas casi tanto como de la crisis. Eso está bien.
Es que a ver quien es el máquina que capea la «desaceleración» sobrio. 😉